¨ LA LIBERTAD TIENE COMO FIN EL BIEN COMÚN, ESPIRITUAL, ÉTICO Y SOCIAL ¨: Monseñor Aldo Cavalli, Nuncio Apostólico

GERNEY RÍOS GONZÁLEZ

Dialogo  entre Monseñor Aldo Cavalli, nuncio apostólico,  embajador del Estado Vaticano ante
 el Gobierno Colombiano  y decano del cuerpo diplomático con el periodista 
Gerney Ríos González 

Nos recibe  en los amplios portalones que separan la calle de los aposentos, con su proverbial cordialidad e invita a seguir delante de él, con suma cortesía. Es todo amabilidad. El diplomático por naturaleza.

Es Monseñor Aldo Cavalli, Nuncio de Su Santidad Benedicto XVI, Embajador del Estado Vaticano ante el Gobierno colombiano y a la vez, Decano del Cuerpo Diplomático en nuestro país.

Monseñor Aldo Cavalli nos enruta por la  roja alfombra hacia la biblioteca de la Nunciatura Apostólica. Allí apreciamos el cuadro de nuestra Señora de Chiquinquirá con San Antonio y San Andrés que preside el amplio recinto. En sendas paredes están empotradas las placas en mármol que registran con sus retratos cincelados, las visitas de los Papas Pablo VI y Juan Pablo II a Colombia. El silencio del  recinto invita a la meditación. No procuramos intérpretes, pues Monseñor Aldo Cavalli, maneja a la perfección un puro castellano.

Cómodamente instalados, iniciamos la entrevista con el personaje, quien antes de llegar a Colombia desempeñaba la Nunciatura Apostólica en Santiago de Chile.

¿Cómo son las relaciones de la Santa Sede con Colombia?

Entre la Santa Sede y Colombia existen buenas relaciones. Aquí hay libertad para hablar, para reunirnos, para profesar la fe y participar del culto… El Estado tiene su tarea específica y la Iglesia su misión propia. Ambos, a través de una sana cooperación, contribuimos al desarrollo de la persona humana y al bien común, también al bien espiritual, ético y social. Esto es lo que nos une.

El mundo ha cambiado aceleradamente en los últimos tiempos. Usted, que es un hombre de Dios y ha tenido la oportunidad de conocer otras culturas, ¿cómo encuentra a Colombia en lo que se refiere a sus principios, valores éticos y morales?

La importancia de los valores en el mundo actual ha sido un tema central en los discursos del actual Papa Benedicto XVI. Se trata de valores propios del hombre y, por tanto comunes a toda la humanidad y a todas las culturas. No son valores confesionales o pertenecientes exclusivamente a un credo religioso; aunque, evidentemente, la fe ayuda a vivirlos.

Dentro de ese amplio espectro de valores, algunos son fundamentales para todos: los relacionados con la vida. Humano significa justamente que dice relación a la vida de cada ser, de cada persona, sea quien sea. Hay que respetar a la vida de cada persona porque en sí misma posee una dignidad, incluso la del niño dentro del vientre de su madre o la de la persona gravemente enferma. El derecho a la vida es un derecho natural sobre el cual nadie, ninguna persona o Institución, puede disponer a su antojo ni, mucho menos, quitarla. Este es el valor universal de la vida que vale para todos y que, para quienes somos creyentes, se convierte en un don sagrado.

Junto al valor inviolable de la vida está también el del matrimonio, la unión del hombre y la mujer. También este pertenece al derecho natural y no es meramente confesional. En cualquier parte del mundo se nace hombre o mujer, y el matrimonio no es otra cosa sino la unión de un hombre y una mujer para siempre, con la transmisión natural de la vida. Estrechamente relacionado con el valor del matrimonio está el derecho y el deber de los padres a educar a sus hijos.

Estos tres valores fundamentales van más allá de una convicción religiosa, pues son comunes a toda la humanidad.

¿Qué significa la fe en el desarrollo de las sociedades?

La fe es la repuesta del ser humano a Dios que se revela. La fe es la obediencia de la razón y de la voluntad a Dios que se revela. El evento fundamental en esta revelación es la entrada de Dios en la Humanidad por medio de Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María. Cambian las culturas y las sociedades, pero la fe no cambia porque es el encuentro de Dios eterno, que no cambia, con nuestro mundo, que sí cambia. La fe ilumina a cada uno de nosotros para que comprendamos nuestra vida cambiante dentro del plan eterno de Dios.

¿Cómo percibe el presente y el futuro de la nación?

He notado que el País ha vivido un proceso de desarrollo y aún hoy tiene muchas posibilidades. Es una gran Nación con inmensos recursos humanos y naturales. Pienso cuánto se puede hacer todavía pues, donde quiera que voy, encuentro personas vitales y virtuosas. En todos los rincones encuentro la riqueza de la cultura, importantes desafíos, pero, sobre todo, un espíritu de lucha y de superación muy arraigado en el pueblo. Así también con la Iglesia en este País. He encontrado comunidades muy vivas y comprometidas desde su fe: jóvenes generosos y fuertes; sacerdotes y religiosas fieles; laicos comprometidos; y familias felices. Todo esto es muestra del modo de ser del colombiano: una persona que, incluso en medio de dificultades e inconvenientes, mira al futuro con esperanza.

¿Cuáles son los principios de la Iglesia para que cumpla la función de integrar en Colombia?

Un principio fundamental es el del diálogo, respetando la libertad de cada ser humano. Por esta razón la Iglesia desea entrar en diálogo con todos para poder conversar, colaborar y mejorar. Colaborar para que se respete la vida humana y su dignidad propia, la libertad del hombre, el derecho a la educación… En estos ámbitos Colombia posee muchas posibilidades.

¿A qué campos está enfocada su labor?

Nosotros tenemos un campo de acción bien definido. La Iglesia es la comunidad de personas que creen en el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Una comunidad unida en la persona del Papa, Vicario de Cristo en la tierra y cabeza visible de esta gran comunidad. En este sentido, la misión del Nuncio Apostólico es bien precisa: favorecer los lazos de comunión entre los Obispos presentes en Colombia y el Papa, y viceversa; comunión que englobe a todos los cristianos católicos que viven en este País. En el desempeño de esta función y en la libre realización de la misión de la Iglesia es importante, cómo no, las buenas relaciones que existen entre el gobierno de Colombia y la Santa Sede.

¿Cuál es su mensaje para los Colombianos?

Por medio de la academia envío mis saludos y los mejores deseos para todos los Colombianos.

Deseo comunicarles lo mucho que la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica, quiere que en Colombia Ustedes puedan vivir digna y libremente.

Dignamente, esto es, como hombres y mujeres que puedan desarrollar todo el bien que está en Ustedes, que puedan vivir en paz; tener un trabajo, educación y salud.

Libremente, lo que significa poder elegir su propio estado de vida, poder expresar sus propias opiniones y pensamientos, poder reunirse con los demás, poder participar en la vida pública, respetar a los demás y ser respetados.

Quiero comunicarles lo mucho que la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica, desea que la fortaleza que el Señor da para enfrentar las dificultades de la vida sea su fortaleza; que la esperanza que el Señor da para esperar siempre un presente y un futuro mejores sea su esperanza; que el recuerdo, la “memoria” de lo que pasó y pasa en medio de nosotros, se transforme en el perdón y en el compromiso para que lo mismo no vuelva a ocurrir; que el don de sí mismo por nosotros, que el Señor Jesucristo hizo en la cruz llegue a ser el don de nosotros mismos por el bien de todos.

Que Colombia llegue a ser un lugar donde la estima, el compromiso, el respeto, la libertad, la dignidad, la paz, sean patrimonio de cada persona y de toda la comunidad.

A todos les hago llegar mi Cordial saludo en el Señor y, de corazón, les otorgo la Bendición Apostólica.

    
Finalmente en la entrevista se platicó con Monseñor Aldo Cavalli sobre el deporte, sus aficiones, su admiración por el Juventus de Turín. El Nuncio Apostólico se refirió a la tarea educativa de los griegos que vieron en el deporte la panacea a los males de la Humanidad. Citó varias veces la célebre frase ¨ mente sana en cuerpo sano ¨; se refirió a la importancia de las Olimpíadas. El deporte ha ido más allá de las diferencias espirituales, en busca de la paz que es el ideal del ser humano y mostró su gusto por todas las disciplinas deportivas del mundo.

Con su proverbial cortesía, Su Excelencia Monseñor Aldo Cavalli, nos invitó a conocer tras la entrevista, las cómodas instalaciones de la Nunciatura Apostólica; la gran sala para recibir a sus invitados, el comedor, adornado con pinturas del arte colonial y barroco. Una bien seleccionada colección de la orfebrería de los antepasados indígenas colombianos. Al fondo del hermoso salón se encuentra el retrato de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Arriba en el segundo piso están los dormitorios de Su Excelencia. Enormes retratos cuelgan de las blancas paredes que dan sobre los enchambranados coloniales. Son los pontífices Juan XXIII, Pio XII, Juan Pablo II, Pablo VI; visitamos la Capilla  una joya del arte colonial. Monseñor Cavalli se arrodilla al pasar frente al Crucifijo, una y otra vez. Por seguridad recomendada, no se permite el ingreso de público, pero se celebra la Santa Eucaristía  todos los días.


Nos despide tras dos horas de visita con un apretón de manos a las puertas de la Nunciatura Apostólica. Una sensación agradable experimentamos al despedirnos: Hemos hablado largo rato con un hombre de Dios.









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